Organización de donación de órganos investigada por "apresurar" las muertes de donantes

La organización sin fines de lucro Kentucky Organ Donor Affiliates, hoy conocida como Network for Hope, se encuentra en el centro de una investigación federal que cuestiona su papel en el manejo de decenas de casos de donación de órganos entre 2021 y 2024.

Según los hallazgos de la Administración Federal de Recursos y Servicios Sanitarios, empleados de la entidad presionaron a personal hospitalario y a familias para autorizar extracciones, incluso cuando los pacientes mostraban señales de conciencia o mejoría neurológica. 

De acuerdo con el New York Times, la investigación revisó 350 casos en los que se cancelaron procedimientos de donación a último momento. En 73 de ellos, los investigadores concluyeron que la intervención debió haberse detenido mucho antes.

Los pacientes estaban más conscientes de lo que se pensaba, o mostraban movimientos que cuestionaban el diagnóstico de deterioro irreversible. 

El caso más grave es el de Anthony Thomas Hoover II, quien lloró, se llevó las rodillas al pecho y negó con la cabeza cuando estaba a punto de ser desconectado del soporte vital para iniciar la extracción de órganos.

Un médico del hospital se negó a continuar y, gracias a ello, Hoover sobrevivió. Hoy tiene 36 años y vive con lesiones neurológicas permanentes. 

"Nunca extraemos órganos antes de que se declare la muerte" 

Network for Hope defendió su labor y aseguró que siempre ha seguido las normas del sistema de trasplantes. A través de un comunicado, señaló que acatará todas las recomendaciones del gobierno, que incluyen realizar evaluaciones neurológicas cada 12 horas y reforzar la capacitación del personal. 

El problema, según la investigación publicada por The New York Times, está en el proceso previo a la cirugía. En casos de "donación tras muerte circulatoria" —una práctica cada vez más común— los pacientes están en coma y conectados a respiradores, pero no en muerte cerebral.

Si la familia autoriza la donación, se les retira el soporte vital y se espera hasta que fallezcan de forma natural en un plazo máximo de dos horas. 

En ese estrecho margen, según exempleados citados por el diario, la organización ejercía presión para no "perder" órganos viables. En más de la mitad de los trasplantes gestionados por la ONG en Kentucky, el donante había fallecido por paro circulatorio, una proporción muy superior a la media nacional. 

Un sistema bajo tensión 

La donación de órganos depende de un equilibrio delicado entre la urgencia de salvar vidas y el respeto absoluto por el proceso de muerte. La investigación reveló que, en hospitales rurales, con menor experiencia, la presión por completar las donaciones derivó en errores graves. En algunos casos, pacientes comenzaron a moverse o a recuperar el estado de alerta mientras se les preparaba para la cirugía. 

La fiscalía general de Kentucky también abrió una investigación penal sobre el caso de Hoover. Hasta el momento, Network for Hope no ha comentado públicamente sobre ese caso específico, aunque varios exempleados afirman que se intentó persuadir al equipo médico para que continuara con la extracción. 

¿Salvar vidas a cualquier costo? 

El informe concluye que hubo al menos 103 casos con "características preocupantes" y advierte que el sistema necesita cambios urgentes para proteger tanto a los donantes como a quienes esperan un trasplante. Las autoridades nacionales ya han exigido medidas correctivas. 

Mientras tanto, Network for Hope asegura que su objetivo sigue siendo el mismo: salvar vidas. Pero ahora, lo hará bajo un escrutinio mucho más riguroso, en medio de la duda más inquietante que puede rodear su labor: ¿se aceleraron muertes para no perder órganos?